Hoy en día, gracias a los nuevos materiales de última generación y a las modernas técnicas que existen en el mundo de la odontología, son muchas, millones, las personas que recurren a los implantes dentales con el fin de reemplazar aquellas piezas que se pierden por muy diversos motivos. La decisión es acertada ya que la pérdida de dientes atenta directamente contra nuestra salud bucal, contra nuestra estética e incluso contra nuestra autoestima. Por ello, la apuesta por los implantes es la mejor manera de recuperar la sonrisa y el equilibrio de nuestra boca, aunque en ocasiones los implantes no funcionan. ¿Por qué? Hoy sabremos un poco más de este desagradable trastorno denominado periimplantitis o enfermedad de los implantes.
En la actualidad, los implantes son aditamentos metálicos fabricados a base de Titanio los cuales, mediante un procedimiento quirúrgico, se ubican en el hueso maxilar (superior o inferior) bajo la encía. Una vez fijados por el especialista, los implantes se someten a un proceso de rehabilitación para instalar sobre ellos las coronas y las prótesis fijas o removibles que sustituyen a las piezas perdidas.
Llegados este punto, debemos reconocer que la mayoría de pacientes que se someten al tratamiento de implantes tiene un proceso de cicatrización normal. Sin embargo, en ocasiones se produce una complicación que puede acarrear el fallo del implante y su correspondiente periimplantitis.
El fracaso de los implantes puede ocurrir como consecuencia de diferentes factores que debemos tener en cuenta para evitar riesgos:
- Una mala ejecución por un facultativo no cualificado ni experimentado.
- Una mala planificación y diagnóstico incorrecto.
- Mala higiene oral y alto índice de placa.
- Tabaco en altas dosis (más de 5 cigarrillos al día) aumenta las probabilidades de que nuestros implantes enfermen.
- Diabetes descontrolada.
- Enfermedad periodontal sin control por parte de un Periodoncista.
Un ejemplo del caso que exponemos lo encontramos en nuestra propia clínica. El Dr. Nicolás Aronna se vio obligado a retirarle a un paciente unos implantes mal colocados así como las piezas dentarias que sufrían una enfermedad periodontal avanzada. De este modo pudo iniciar el proceso de regenerar el hueso y posteriormente colocar nuevos implantes en posición correcta.